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Monoliths in California, Utah, and Romania aren't gifts real aliens might send to Earth

Monoliths in California, Utah, and Romania aren't gifts real aliens might send to Earth

For those who are now wondering what alien artifacts might look like, you’ll have to keep your eyes and minds open.

monolith sunrise

Millions of people gawked at the recent discovery of a triangular prism, fabricated in shiny metal and as tall as an elephant, erected in a remote Utah canyon. Careful scrutiny of imagery on Google Earth indicated that the monolith has been sitting unnoticed in the Beehive State for about five years.

There’s no signature, no bronze plaque to indicate its purpose or provenance. Recently, a second metal monolith appeared in eastern Romania, and a third in California. Then, the Utah monolith disappeared — reportedly destroyed and removed by people worriedit would attract hordes of unwanted tourists. This week, a group of people destroyed the California monolith while ranting about Jesus, nationalism and making racist jokes.

But who built these things? And why?

Many commentators have suggested that well-known installation artists are the perpetrators, although no one has come forth to accept either praise or blame. Perhaps they should reconsider. The monoliths are becoming as notorious as Christo’s wrapping of the Berlin Reichstag in the 1990s.

But are we really sure that an artist should get the credit? Imaginative people have another idea: The monoliths could be artifacts planted by aliens, perhaps beings who are somehow familiar with Stanley Kubrick’s iconic 1968 movie “2001: A Space Odyssey.” In that celebrated film, extraterrestrials install a monolith on Earth that, a few hundred thousand years ago, managed to fast-forward evolution by nudging our hooting, ape-like ancestors toward greater intelligence.

Later in the movie, a second monolith, buried on the moon, directs space-faring humans to Jupiter’s moon Europa for additional enlightenment. These seemingly solid monoliths are apparently quite versatile and able to violate some fundamental tenets of Darwinian evolution.

But film lore aside, if extraterrestrials were to give humans a gift, what might it actually be?

To start, we have to consider the shipping costs. Even the nearest star system is more than 4 light-years away, and that’s the minimum distance to any alien neighbors. But whether they’re near or far, the FedEx charges will be hefty. According to my (very approximate) calculations, the cost of transporting a 100-pound monolith to our solar system at one-tenth the speed of light (slow, in other words) could well be over $800 million, assuming the aliens pay 13 cents per kilowatt hour for energy — the same rate charged by the average American utility company.

My point is, it hardly makes sense for aliens to send us inert hunks of riveted metal that have no purpose other than to puzzle the recipients. Such monoliths have little use beyond tying up your horse.

This article originally appeared on nbcnews.com.

Los monolitos en California, Utah y Rumania NO son regalos enviados a la Tierra por

Para aquellos de ustedes que se preguntan cómo serían los artefactos extraterrestres, tendrán que mantener los ojos y la mente abiertos.

Por Seth Shostak, Astrónomo Senior
Traducido por Lourdes Cahuich

 

Los monolitos en California, Utah y Rumania NO son regalos enviados a la Tierra por extraterrestres.

Millones de personas se quedaron boquiabiertas ante el reciente descubrimiento de un prisma triangular, fabricado en metal brillante y tan alto como un elefante, ubicado en un cañón remoto de Utah. Un escrutinio cuidadoso de las imágenes en Google Earth indicó que el monolito ha pasado desapercibido en Beehive State durante los últimos cinco años.

No hay firma, ni placa de bronce que indique su propósito o procedencia. Recientemente, apareció un segundo monolito de metal en el este de Rumanía y un tercero en California. Luego, el monolito de Utah desapareció y, según los informes, fue destruido y retirado por personas preocupadas de que atrajera hordas de turistas no deseados. Esta semana, un grupo de personas destruyó el monolito de California, mientras despotricaban sobre Jesús, el nacionalismo y hacía bromas racistas.

Pero, ¿quién construyó estas cosas? ¿Y por qué?

Muchos comentaristas han sugerido que los perpetradores de la instalación son artistas reconocidos, aunque nadie ha levantado la mano para aceptar el elogio o la culpa. Quizás ellos deberían reconsiderarlo. Los monolitos se están volviendo tan notorios como el cierre de Christo del Reichstag de Berlín, en la década de 1990.

Pero, ¿estamos realmente seguros de que un artista debería recibir el crédito? Las personas imaginativas tienen otra idea: los monolitos podrían ser artefactos plantados por extraterrestres, tal vez seres que -de alguna manera- están familiarizados con la icónica película de Stanley Kubrick de 1968 "2001: A Space Odyssey". En esa célebre película, los extraterrestres instalan un monolito en la Tierra que, hace unos cientos de miles de años, logró acelerar la evolución humana al empujar a nuestros antepasados ululantes y simiescos hacia una mayor inteligencia.

Más adelante en la película, un segundo monolito, enterrado en la Luna, guía a los humanos para viajar desde la Luna hacia el satélite de Júpiter, Europa, para encontrar ahí una sorpresa adicional. Estos monolitos aparentemente sólidos parecen ser bastante versátiles y capaces de violar algunos principios fundamentales de la evolución darwiniana.

Pero dejando de lado la tradición cinematográfica, si los extraterrestres otorgaran algún regalo a los humanos, ¿cuál podría ser?

Para empezar, tenemos que considerar los gastos de envío: el sistema estelar más cercano está a más de 4 años luz de distancia, y esa es la distancia mínima con cualquier vecino alienígena. Pero ya sea que estén cerca o lejos, los cargos de mensajería serán muy elevados. De acuerdo con mis cálculos (que son muy aproximados), el costo de transportar un monolito de 50 kilogramos (100 libras) a nuestro Sistema Solar, a una décima parte de la velocidad de la luz (en otras palabras, bastante lento) bien podría costar más de $ 800 millones, suponiendo que los extraterrestres pagan 13 centavos por kilovatio de hora de energía; la misma tarifa que cobra la empresa de servicios públicos estadounidense promedio.

Mi punto es que no tiene sentido que los extraterrestres nos envíen trozos inertes de metal remachado, cuyo único propósito aparente sea desconcertar a los destinatarios. Estos monolitos tienen poca utilidad más allá de atar a su caballo.

Este artículo apareció originalmente en nbcnews.com.

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